Tenebala Samake, salió de Mali con 14 años. Su vida no ha sido fácil. Como la de muchos otros jóvenes que abandonan su país para mejorar su situación y la de la familia que dejan atrás, ha estado llena de momentos de mucho sufrimiento. Su meta era vivir en España, formarse y conseguir un trabajo…
En su primer destino, Argelia, estuvo dos años y se dedicó a lo que realmente era de su interés vocacional, la construcción. Tenebala trabajó como aprendiz en una obra. Ahorró lo poquito que pudo para costear la peligrosa travesía que lo llevaría a Canarias. De ahí lo trasladarían a Huelva.
Cursó la FPB de Hostelería, realizando prácticas como pinche de cocina y siendo contratado en el mismo restaurante. Pero no era lo que realmente le motivaba.
Cuando Tenebala cumplió los 18 años, acudió a la Fundación Don Bosco. A través de nuestro Programa Incorpora, realizó la Acción Formativa “Operaciones Auxiliares de Albañilería y Pintura”. Demostró en sus prácticas no laborales un gran esfuerzo, constancia y mucho coraje. Recordaba a ese chico maliense que soñaba con construir casas y pisos…
Tenebala siempre ocultó a su madre la difícil historia que le tocó vivir desde que salió de su hogar. Quería evitarle su sufrimiento. Cuando firmó el contrato indefinido, la llamó para contarle la verdad. Su madre se siente muy orgullosa de todo lo que ha superado su hijo. Tenebala lleva trabajando desde junio de 2022.
¡Enhorabuena Tenebala por tu ejemplo de superación!