Mª Carmen Cruz, Directora Territorial de la Fundación Don Bosco para Jaén y Granada

Con el ojo puesto en la infancia y la juventud jienense

Jul 16, 2018Noticias, Prensa

La Fundación Don Bosco reclama nuevas fórmulas para aquellos que no encajan en el sistema educativo, el cual no responde a las necesidades de estos chavales

La Fundación Don Bosco de Jaén trabaja para que ningún joven se encuentre en riesgo de exclusión social en la provincia. Cuentan con tres grandes lineas de trabajo: de inserción sociolaboral, en el ámbito residencial y proyectos socio-educativos, y mucha ilusión por mejorar la situación de los que llegan a la fundación. La formación y el empleo son claves para avanzar, así como «repensar» el sistema educativo para aquellos que no se adaptan al mismo, pero que también merecen una oportunidad.

 

En la provincia hay colectivos de todo tipo. De ámbito más general, más específico, dedicados a grupos por sexo, edad o procedencia, entre otros muchos factores. Pero el público objetivo de la Fundación Don Bosco de Jaén está claro: menores y jóvenes en riesgo de exclusión social. Se trata de una entidad sin ánimo de lucro compuesta por unas 60 personas que atiende anualmente en la provincia a cerca de 2.500 usuarios. El colectivo cuenta con tres grandes líneas de trabajo: de inserción socio laboral, en el ámbito residencial y proyectos socio-educativos.

Según detalla María del Carmen Cruz, directora de la fundación en Jaén desde hace 15 años, los problemas de los jóvenes que llegan a la fundación vienen de «mucho antes, porque no suele ser algo que surja de repente, a no ser que esté relacionado con las malas relaciones o el consumo de drogas». Por ello, incide en la importancia de trabajar la prevención pronto, sobre todo a nivel educativo. En este punto, cree que deberíamos «repensar» el modelo actual del sistema educativo.

«Es cierto que hay experiencias que están funcionando a nivel reglado, pero tenemos que pensar en nuevas fórmulas que atiendan a los típicos casos que siempre ha habido, aunque ahora son más, para adaptar el sistema educativo a los chicos que no se adaptan. El sistema no está preparado para esto y debe ser más rápido el cambio, que haya respuestas en cada momento para las necesidades de los jóvenes», indica la directora.

Asimismo, cree que el segundo problema de los jóvenes es que «desconfían y no tienen motivación». «No se creen que con lo que le ofrecemos vaya a ser distinto a las otras veces, que vayan a conseguir una titulación o un trabajo. Lo principal es conseguir que el chaval confíe en sí mismo, y si para eso tenemos que salirnos de las estructuras formales e inventarnos algo para engancharlo, así hay que hacerlo, para que confíe en que puede ser posible el cambio», incide.

La formación y el empleo son, así, dos de las soluciones a los grandes problemas de la juventud. En materia de empleo hay perfiles muy variados, pero María del Carmen Cruz cree que al marcar objetivos realistas ven que son capaces de conseguirlo. «Encontramos gente muy motivada, feliz de encontrar a gente que le escucha y le dice que ellos pueden. Es importantísima la motivación, que sepan que el esfuerzo es por algo», recalca.

«Los jóvenes desconfían y no tienen motivación. y lo principal es que confíen en sí mismos»

Según la directora, la situación laboral está «mejorando», y además han encontrado a empresas colaboradoras «que se están haciendo sensibles» a dar oportunidades a personas que no las tendrían si no fuesen acompañados de entidades como la Fundación Don Bosco. «Preparamos a los candidatos en función del perfil que demanda la empresa. Estamos consiguiendo muy buenos resultados de inserción laboral, teniendo en cuenta el tejido empresarial de Jaén», detalla.

En cuanto a la infancia, el proyecto Intervención en zonas ayuda durante el curso a niños escolarizados a adquirir competencias en valores, organizar el tiempo libre o apoyo escolar. Al llegar el verano, estos mismos chicos y otros derivados disfrutan en julio y agosto de las Escuelas de verano, «muy necesarias», donde continúan con una alimentación saludable en verano, además de disfrutar. «Te das cuenta de que muchos de ellos no serían después jóvenes en situación de exclusión si todo el año tuvieran una continuidad», insiste.

«Nuestro objetivo es que el chaval sepa que estamos aquí para  acompañarlo»

Tres líneas de trabajo

Los proyectos socio-educativos se centra en aquellas personas que no encajan en el sistema educativo como tal. «Últimamente echo mucho mano de una expresión de un amigo que habla de jóvenes centrifugados del sistema, chavales que por sus especiales características necesitan otro tipo de atención educativa que no encuentran en el actual, y que cuando cumplen la edad obligatoria de estar escolarizados salen y a través de los proyectos que hacemos, que tienen otro tipo de metodología y diseño, encuentran el sitio en el que vuelven a creer en sus propias competencias», explica María del Carmen Cruz. En este sentido, incide en que ciertas personas llegan a titularse en la ESO posteriormente y así seguir «Otro itinerario».

Aunque la adquisición de competencias es uno de los pilares básicos de los proyectos socio-educativos, también cuentan con otras líneas de intervención, que inciden, por ejemplo, en la igualdad de género. En este punto, menciona un proyecto ligado sobre familias, las ollas comunitarias. «Garantiza la alimentación de familias y se trabaja además otro tipo de itinerarios de inserción. Estamos muy contentos, estamos preparando ya la quinta», insiste.

 

Atención residencial

En segundo lugar, la Fundación Don Bosco trabaja a nivel residencial atendiendo, por una parte, a chavales de protección, a los que les han retirado la tutela, y viven en casas de acogida, una en Jaén y otra en Úbeda. «Intentamos brindarles una vida lo más normalizada posible y que esa etapa sea lo menos distinta a la que vive cualquier chico de su edad», explica María del Carmen Cruz. Al cumplir los 18, muchos se ven en la calle al no contar con redes de apoyos, por lo que la fundación ofrece pisos de acogida y acciones de acompañamiento.

Por otra parte, cuentan con una casa para menores que cumplen medidas judiciales, donde viven en grupos educativos. «Se trata de que adquieran hábitos y conductas de convivencia y que sean conscientes del daño que han cometido», recalca. Por último, ofrecen la linea de inserción laboral, donde trabajan para darles «Un trabajo, lo que le da dignidad a la persona», con proyectos como Andalucía Orienta, prácticas en empresas, orientación laboral, etc. «Hemos conseguido tener un encaje de proyectos y trabajamos muy bien», señala Cruz.

En cuanto a la financiación, la mayor parte proviene de subvenciones públicas, aunque al ser una entidad sin ánimo de lucro también reciben aportaciones desinteresadas y cuotas de socios. «Son insignificantes, pero yo siempre los pongo en valor», recalca.

Por último, desde la Fundación Don Bosco tienen un claro objetivo de futuro: seguir atendiendo a niños y jóvenes, «adaptándose a las nuevas realidades». «Que el chaval sepa que estamos aquí para acompañarlo», añade. Y, sobre todo, esperan algún día no ser necesarios.

Noticia vía Ideal.es

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